viernes, 2 de abril de 2010

LA SOBERANIA NO SE NEGOCIA




“PLAYA DEL CARMEN, México - América Latina y el Caribe reconocerán la soberanía de Argentina sobre las Malvinas y respaldarán a esta nación en el conflicto con el Reino Unido en una declaración que firmarán los participantes, 33 jefes de Estado, en la Cumbre del Grupo de Río que se celebra en la Riviera Maya” (22 febrero 2010) .


El archipiélago de las Islas Malvinas está ubicado aproximadamente a 550 Km de la costa patagónica argentina y forma parte de su geología. En cuanto a su historia, fueron descubiertas por España en el siglo XVI, de donde provendrían sus derechos territoriales tal como lo reconocen las bulas papales que repartieron esta parte del mundo conquistado. De allí pasaron por derecho de sucesión a ser argentinas tras el proceso independista. Y si bien no fueron pobladas por mucho tiempo, merodearon por ellas posteriormente, holandeses, franceses e ingleses. Estos últimos, primero las ocuparon provisoriamente para desde allí controlar el comercio por el Atlántico Sur y luego las usurparon desde 1833. Lo que en un principio se trató de un fuerte militar, con el transcurso del tiempo se convirtió en una posición económicamente estratégica ya que la captura indiscriminada de ballenas por parte de la empresa británica Falkland Islands permitió inmensas ganancias. A eso le siguió la constitución de un territorio básico para la proyección sobre la Antártida Argentina, el Estrecho de Magallanes y otras islas del Atlántico Sur.
Pero dado que los habitantes de las islas no son ciudadanos británicos, ya que no tienen los derechos de aquellos: no pueden migrar a Gran Bretaña ya que no eligen su gobierno, son gobernados por funcionarios nombrados y designados, no controlan su propia economía, ésta es controlada por un monopolio del gobierno central, no son dueños de la tierra en que habitan, sino colonos; ésta pertenece a propietarios ausentes en las islas; ¿qué motiva entonces a esta nación, otrora imperialista, a querer sostener tras casi 180 años este enclave colonial, cuando todos los países latinoamericanos manifestaron siempre su repudio a semejante apropiación? Hoy con nuevas técnicas pesqueras y la búsqueda de nuevas reservas de petróleo en el lecho submarino en las adyacencias, las Islas Malvinas siguen siendo muy valiosas para Gran Bretaña, lo que explicaría la defensa encarnizada que hicieron de ellas desde el 2 de abril 1982, cuando impulsada por una dictadura militar, nos vimos envueltos en una loca guerra para recuperarlas, que sólo dejó dolor por las vidas perdidas y centenares de heridos físicos y emocionales. Este tema fue siempre recurrente en la agenda de los gobiernos argentinos democráticos que se sucedieron desde entonces, aunque a veces sin demasiado entusiasmo para reclamar nuestra soberanía.
Hace 3 días la Presidenta de la Nación expresó: "Esta batalla va a ser eterna, pero no va a ser como fue en el pasado, por la fuerza; al contrario, una profunda batalla diplomática, cultural y política, en todos los frentes y foros, con todos los instrumentos del derecho internacional y nacional en defensa de nuestro patrimonio, no solo territorial, sino también de los derechos naturales", en el marco del descubrimiento de una fotografía en el Salón de las Mujeres Argentinas del Bicentenario en la Casa de Gobierno, en homenaje a las "Mujeres de Malvinas", familiares de caídos en la guerra. Llama la atención a esta columnista, que hasta el momento nuestra heterogénea oposición política no haya demostrado ninguna actitud de solidaridad ni expresado alguna opinión conjunta con esta causa que no es partidaria, sino nacional, es decir, que nos atañe a todos los argentinos.
Ningún latinoamericano duda a esta altura que la soberanía sobre las islas es argentina y que desde 1833 son una herida que duele en el cuerpo de nuestro país. Tal vez el gran logro actual sea el paso adelante en cuanto a la conciencia unificadora que están demostrando los países hermanos respecto a que los recursos naturales de este continente son de los pueblos que los habitan y no que estén sujetos a la depredación de empresas privadas multinacionales cuyos deseos siempre fueron funcionales a gobiernos de otro hemisferio que añoran tiempos ya superados.