lunes, 17 de mayo de 2010

DEJAR DE SER POBRES




En el texto leído por los sacerdotes José María Di Paola, Guillermo Torre y Gustavo Carrara, entre otros, los curas "villeros" presentaron su visión sobre el Bicentenario, celebración a la que consideraron "una oportunidad" para integrar las villas a la Ciudad de Buenos Aires. (Diario “La Prensa”, 16.05.2010)

El 11 de mayo pasado se cumplieron 36 años del vil asesinato del Padre Carlos Mugica en manos de la Triple A, porque predicaba en la Villa 31 de Retiro y había optado comprometerse con los pobres. Pero casi paralelamente, un legislador de la oposición política sostuvo públicamente que “La Asignación Universal por Hijo, que es buena en términos teóricos, se está yendo por la canaleta de 2 cuestiones: el juego y la droga”. Frente a tanta impudicia, las conclusiones de varios organismos serios (entre ellos el CONICET), dan cuenta de otros datos estadísticos: la caída de la indigencia y pobreza fue del 54 al 68% y el aumento de la matrícula escolar en un 20% a partir de este beneficio social.
Otras voces autorizadas y respetadas se suman a esta problemática: las del Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia, herederos del movimiento tercermundista y del pensamiento del padre Mugica, que viven y predican en las villas de la Ciudad de Bs As, entre quienes sobresale el Padre “Pepe” Di Paola de la Villa 21-24 y del barrio Zabaleta de Parque Patricios. Hace tiempo que estos curas vienen reclamando a las autoridades nacionales y de la ciudad por mejoras en las condiciones de vida de sus pobladores, desde las ambulancias del SAME, los taxis y la Policía que no entran en los barrios por temor a la inseguridad, a la estigmatización de los jóvenes acusados de drogadictos y delincuentes por carencia de perspectivas, la falta de urbanización que los aisla de los otros barrios circundantes y la poca posibilidad de conseguir un trabajo estable si declaran vivir en ellas.
Y a propósito de los próximo festejos patrios, estos curas que dicen predicar la TEOLOGIA DEL PUEBLO, basada en la sabiduría popular y en la conexión con la realidad y las necesidades concretas de los pobres, presentaron el domingo 16 de mayo en la parroquia Cristo Rey, emplazada en la Villa 31 de Retiro, un documento titulado “Bicentenario e integración urbana” previo a la misa en memoria del padre Carlos Mugica, con motivo del trigésimo sexto aniversario de su muerte, en el que sostienen que “La celebración del Bicentenario en nuestra Ciudad es una ocasión para reconocer al pueblo que habita la villa como un interlocutor al que hay que primeramente escuchar para entrar en un diálogo fecundo. Por eso se trata de una escucha sincera y eficaz que lleve soluciones reales, que ayuden a recuperar la confianza del vecino común de la villa en los funcionarios públicos y en la justicia". Se trata de "una propuesta concreta" para que los habitantes de las villas alcancen "una mayor justicia social" y demandaron "escuchar" a los vecinos de estos barrios antes de trazar "políticas de Estado", más allá de quien gobierne, ya que son los vecinos “los verdaderos urbanizadores de la villa”.
Éste es el sentir y pensar que trasciende las ideas de izquierda o derecha de los intelectuales, académicos o políticos de turno como este legislador desinformado, ya que como dice el Padre De Chiara: "Nosotros no tenemos que meternos en los vaivenes de la política porque los políticos exigen una fidelidad ciega que, muchas veces, olvida a las personas concretas. Y nosotros estamos junto a las personas concretas".

El equipo, que se reúne cada quince días para reflexionar, produjo dos documentos importantes, y el tercero fue presentado en el homenaje a Mugica. El primero, en 2007, fue "Reflexiones sobre la urbanización y el respeto por la cultura villera", un texto en el que se pronunciaron por la integración. Los curas volvieron a salir al cruce más tarde sobre el mismo tema cuando el actual jefe porteño evaluó la posibilidad de llamar a un plebiscito en el que les preguntaría a los vecinos por el destino de los asentamientos. "Lo primero que queremos afirmar es que estas personas son vecinos de la ciudad de Buenos Aires -le escribieron los curas a Macri-. Por eso, nos parece que no se puede decidir por ellos".
En 2009 firmaron el segundo documento, sobre el consumo de drogas, que desencadenó la amenaza de muerte a Pepe por parte de narcotraficantes. Martín Carroza, cura de la Villa de Retiro, habla del desprecio y la discriminación que se alimenta en la sociedad: "Hace poco se hablaba de un muro en San Isidro, pero existen otros muros que son tan sólidos como una pared: la indiferencia, la desconfianza, el creer que son todos vagos que quieren vivir de planes, que son chorros", dice. Por su parte, el padre Isasmendi completa la idea: "La marginalidad es un no lugar en la sociedad y todos somos responsables de su creación. Cuando una persona es marginada en forma constante, siente que su vida no vale. Entonces, cuando uno de estos pibes roba una canilla en el barrio de al lado, ahí sí se alzan todas las voces acusatorias, pero nadie ve que ese hecho tiene una responsabilidad colectiva."
Todos sabemos que por estos asentamientos, circulan funcionarios políticos en época de campaña, organizaciones y redes sociales que quieren ayudar, movileros de televisión y hasta turistas en busca de alguna foto sobre la pobreza real. La batalla actual es entonces también cultural: la integración a una ciudad que rechaza y teme a estos “otros diferentes”. Tal vez, estos sacerdotes “villeros” sean la única y mejor alternativa que los sectores marginados tienen para mejorar su vida, insertándose en el mundo que existe del otro lado del muro.

Fuentes: Diarios “La Nación”, “La Prensa” , “Página12”