
Leopoldo Marechal ha dejado plasmada la epopeya del 17 de octubre en este Soneto:
Era el pueblo de Mayo quien sufría, 
no ya el rigor de un odio forastero,
sino la vergonzosa tiranía 
del olvido, la incuria y el dinero. 
El mismo pueblo que ganara un día
su libertad al filo del acero 
tanteaba el porvenir, y en su agonía
le hablaban sólo el Río y el Pampero. 
De pronto alzó la frente y se hizo rayo 
(¡era en Octubre y parecía Mayo!), 
y conquistó sus nuevas primaveras. 
El mismo pueblo fue y otra victoria. 
Y, como ayer, enamoró a la Gloria, 
¡y Juan y Eva Perón fueron banderas! 
