domingo, 28 de febrero de 2010

CAMINO AL BICENTENARIO 8


EL OTRO PEPE

"A la empresa compatriotas, que el triunfo es nuestro: vencer ó morir sea nuestra cifra; y tiemblen, tiemblen esos tiranos de haber excitado vuestro enojo, sin advertir que los americanos del sud, están dispuestos a defender su patria; y a morir antes con honor, que vivir con ignominia en afrentoso cautiverio." (Proclama libertadora a sus soldados de José Gervasio Artigas en 1811)

Abusando de la confianza que la vecindad y el afecto a veces otorga, en vísperas de la asunción del presidente electo uruguayo José Mujica, elijo homenajearlo con una corta biografía de José Gervasio Artigas , el 1er caudillo rioplatense y más representativo- a mi entender- del proceso emancipador iniciado en 1810.

Nació en la Banda Oriental el 19 de julio de 1764, en el seno de una familia de reconocida posición social. Su abuelo Juan Antonio encabezó una de las seis primeras familias que se instalaron en Montevideo a poco de su fundación y recibió lotes de tierras y su padre Martín Artigas ocupó cargos en el Cabildo y actuó como militar, especialmente contra las ambiciones portuguesas. Después de cursar sus estudios en el colegio franciscano de San Bernardino, se dedicó a las tareas rurales en las estancias de su padre y luego trabajó como proveedor de cueros y productos pecuarios que adquiría en la campaña para venderlos a los exportadores de Montevideo. A los 30 años, Artigas ya era reconocido caudillo por los gauchos, entre quienes vivía y a los que se imponía por la fuerza de su personalidad y su prestigio.
Fue soldado de caballería en el regimiento de Blandengues recientemente creado, con el objeto de liberar de bandidos a la Banda Oriental y proteger la frontera con el Brasil, participó en la reconquista de BsAs en 1806, y en la infructuosa defensa de Montevideo contra las fuerzas británicas en 1807. Cuando el último virrey Elío declaró la guerra a la Junta de BsAs, en febrero de 1811, el entonces capitán Artigas desertó de la guarnición de Colonia y se puso a disposición del gobierno porteño, que le dio el grado de teniente coronel, 150 hombres y 200 pesos para iniciar el levantamiento de la Banda Oriental. En esta tarea secundó a José Rondeau, militar argentino designado jefe de operaciones. Después del Grito de Asencio, Artigas fue nombrado comandante de los voluntarios orientales que se habían levantado contra Elío. El 18 de mayo de 1811 derrotó a los realistas en Las Piedras y junto a Rondeau, puso sitio a Montevideo hasta que la firma del armisticio lo obligó a retirarse. Disgustado con este desenlace, estableció su campamento en el Ayuí, Entre Ríos, seguido por sus milicianos y las cuatro quintas partes de la población oriental que protagonizó el famoso “éxodo”o “redota” Desde entonces comenzaron sus conflictos con los sucesivos gobiernos de Bs As por tener una visión más autonomista y republicana respecto a la metrópoli.
Al inaugurarse la Asamblea de 1813, la Banda Oriental eligió sus representantes en un Congreso de los Pueblos y, por inspiración de Artigas, les dio precisas instrucciones de contenido federalista. Aduciendo pretextos formales, la Asamblea rechazó los diplomas de los diputados orientales. Declarado “traidor a la patria”porque el “caudillo de los orientales” no se sometía a las pretensiones centralistas de Bs As, se puso precio de 6000 pesos a su cabeza. 1814 lo encuentra a Artigas al frente de la Liga de los Pueblos Libres, formada por las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Córdoba y la Banda Oriental. Como Protector de la Liga, el caudillo oriental luchó junto con los caudillos litoraleños Estanislao López y Francisco Ramírez contra el centralismo del Directorio. En 1815 recuperó Montevideo, ocupada hasta entonces por las tropas porteñas. Ese mismo año, en el Congreso de Oriente, reunido en Concepción del Uruguay, las provincias de la Liga, además de Misiones, resolvieron no concurrir al Congreso de Tucumán convocado por el Directorio, siendo luego derrotado por las mismas fuerzas que lo habían apoyado y por una invasión portuguesa desde Brasil que lo dejó solo y abandonado.
Después de 10 años de acción militar y política ininterrumpida, se exilia en el Paraguay, donde vive humildemente en una situación ambigua- entre prisionero y refugiado político-, pero con la consideración y las atenciones de los gobernantes paraguayos (Gaspar Rodríguez de Francia y Carlos Antonio López), así como también de los indios quienes lo llaman en guaraní Carai Marangatú (Bondadoso Señor). Después de 3 décadas de exilio paraguayo, Artigas murió en septiembre de 1850 (un mes después de San Martín) y sus restos fueron repatriados al Uruguay en 1855.
Aunque estos 2 uruguayos no tuvieron vidas similares, es de desear que el nuevo proceso político iniciado por el ex tupamaro en el país hermano este 1º de marzo, no tuerza el heroico derrotero de Artigas y que hoy más que nunca nos encuentre a los 2 pueblos unidos para los festejos históricos de este año.