viernes, 5 de febrero de 2010

ESTAMOS DE CARNAVAL



Febrero es el mes del carnaval. Tiene su origen probable en fiestas paganas, es decir antes del Cristianismo, en las festividades egipcias que luego pasaron a griegos y romanos desde donde se difundió por la Europa medieval y fue traída luego a América por la conquista de españoles y portugueses. Su término proviene del latín “carnelevarium” que significaba “quitar la carne” porque eran los 40 días de la cuaresma previos a Semana Santa en que la religión cristiana prohibía consumir carne y es la que determina la variación de fecha de un año a otro. Pero es sin duda un festejo popular que se alarga por varios fines de semana o 4 días seguidos. Estos festejos son tradicionales y espectaculares -aunque con variantes- atraen a turistas de todo el mundo: el Carnaval de Río con sus comparsas de carrozas y trajes esplendorosos es el principal del mundo, el de Venecia se destaca por sus máscaras y antifaces de gran refinamiento estético, así como el de Oruro en Bolivia en que se distingue la “diablada” o los de Corrientes y Gualeguaychú en nuestro país, réplica del estilo carioca, sin olvidar las “llamadas” de negros en Montevideo o el tradicional carnaval de la Quebrada de Humahuaca. En todos, la música y la danza alegre es acompañada de disfraces, cotillón y agua. Su rey es Momo, cuyo muñeco es quemado los martes de carnaval y proviene en sus orígenes de algo trágico: un prisionero condenado a muerte era sacado de la cárcel y solemnemente revestido como rey sustituto con gran pompa, era paseado por la celebración para ser ejecutado el 5º día del carnaval en una plaza pública, con lo que se suponía que el pueblo se liberaba de toda malicia e impureza.
En Argentina, los 1eros carnavales se realizaron en la época de Rosas (entre 1830-1850) y eran candombes de negros libertos (hijos de ex esclavos) que divididos por naciones, concentraban sus actividades en los actuales barrios de San Telmo, Monserrat, Barracas y la Boca. He aquí algunos de los cantos entonados:

¡Qué dicha a las Congas les cabe, señora, teneros por reina y fiel protectora!

Al que el coro respondía:

Al son del candombe, las Congas bailemos, y a nuestra gran reina, canción entonemos.

En estas fiestas callejeras, acompañadas por el tam-tam de los tambores, el acto principal se hacía el martes o “día del entierro” al que concurría mucha gente. En sus murgas, los negros vestían levita, galera y guantes blancos parodiando los trajes de sus amos. Los pasos y saltos representaban el caminar de los esclavos con grilletes en sus tobillos. Eran pasos cortos y tambaleantes. En el triple salto, las piernas se soltaban de las cadenas y luego venía la matanza, movimiento en el cual el cuerpo se agitaba para todos lados, liberándose al ritmo del baile.
El carnaval porteño comenzó a apagarse con la última dictadura militar que clausuró el feriado y durante esos años, las murgas fueron silenciadas y casi desaparecieron en los barrios. Pero desde fines de los 80 y cada vez con más fuerza, comenzaron a surgir talleres y clases de murgas en los centros culturales, renovándose la movida con nuevos instrumentos y pasos de baile tomados del circo y del teatro. El carnaval ha resucitado más vivo que nunca y cada barrio de cada ciudad del país, superando los viejos decretos militares, tiene ganas de seguir festejando y convocando a todos a esta gran fiesta popular.