Cuando el 14 de enero de 1959, el frigorìfico de barrio de Mataderos fue privatizado por ley del gobierno de Arturo Frondizi, los 9000 trabajadores afiliados a su sindicato, comenzaron a organizarse para rechazarlo. Su argumento era un contraproyecto para aumentar la productividad adquiriendo nueva maquinaria, ademàs de sostener que el frigorìfico estatal habìa servido como un enorme freno a las empresas monopòlicas. Pero la privatizaciòn serìa un hecho sin retroceso y entonces, una asamblea de 8000 trabajadores decidieron su toma y paro por tiempo indeterminado, formàndose grupos para cuidar la maquinaria y los animales. Algunos visitarìan comercios y vecinos de la zona para conseguir ayuda solidaria. Horas después, miles de vecinos: familiares, estudiantes, comerciantes rodeaban la planta, mientras la prensa nacional allì asentada, leìa en el portòn de entrada un cartel que decìa :”En defensa del patrimonio nacional”.
En la madrugada del 16 de enero, declarado ilegal el paro, comienza el desalojo violento del establecimiento con 2000 agentes federales a cargo de la represiòn. Los obreros reunidos alrededor del màstil en el patio de la planta, cantaban el himno nacional mientras resistìan las balas y gases policiales. Tras unas horas, fueron desalojados. Pero lo que el gobierno nacional no imaginaba, fue la reacciòn del barrio de Mataderos: durante 5 dìas, obreros, vecinos comerciantes se enfrentaron a las fuerzas represivas. “El barrio tuvo una conmociòn…en la calle ¡con las manos! Levantò las vìas…Se hacìan barricadas, se metìa madera, se prendìa fuego. Ahì participaba todo el mundo…participaban los familiares…”
Los vecinos durante la noche cortaban la luz para que no ingresara la policìa, aunque a pesar de tanta efervescencia barrial y obrera y por la acciòn conjunta de la policìa , la gendarmerìa y el ejèrcito, el 17 de enero comenzò la violenta recuperaciòn y el frigorìfico serìa privatizado al año siguiente, quedando màs de 5000 obreros despedidos, sus dirigentes detenidos y con nuevas condiciones de trabajo, la protesta quedarìa debilitada y luego desactivada.
Sin embargo, a pesar de la intenciòn oficial, la resistencia de los obreros del Lisandro de la Torre y del barrio de Mataderos, permanecerà en la memoria històrica argentina, sobre todo de aquèllos que siguen defendiendo las causas populares y antimperialistas.
Sin embargo, a pesar de la intenciòn oficial, la resistencia de los obreros del Lisandro de la Torre y del barrio de Mataderos, permanecerà en la memoria històrica argentina, sobre todo de aquèllos que siguen defendiendo las causas populares y antimperialistas.