Hace hoy 80 años, el general José Félix Uriburu derrocó al presidente constitucional Hipólito Yrigoyen, iniciando así la desgraciada costumbre argentina de los golpes de estado del siglo XX. De esta manera comenzó una etapa de nuestra historia caracterizada por la presencia periódica de militares en gobiernos de “facto” o dictaduras opuestas al “estado de derecho” en el gobierno nacional. Los golpes de estado constituyeron un nuevo modo de restringir la participación política, marginando a la totalidad de los ciudadanos, quienes excluidos de la toma de decisiones y en medio de un régimen de terror, contribuyeron a dar legitimidad a estos usurpadores de la voluntad democrática. Que la memoria histórica nos ayude a sostener por siempre el ejercicio de las instituciones republicanas avaladas por la Constitución Nacional a la que muchos sólo invocan cuando sus intereses personales o corporativos están en peligro